Politizar el dolor

La izquierda en Madrid siempre trata de politizar el dolor, intentando sacar rédito político de cualquier situación. Es imposible olvidar aquella filtración del antiguo secretario general de los socialistas madrileños, asegurando en una reunión que había que retorcer el dolor de las familias en las residencias porque aquello les beneficiaba políticamente.

Nada ha cambiado desde entonces. Ahora, replican la misma táctica ante la grave situación que están viviendo algunas familias en San Fernando de Henares debido a los problemas derivados de la línea 7B de metro, un asunto de hace más de 15 años desde la inauguración de una línea que ha dado servicio a más de 600.000 vecinos. La izquierda de la pancarta trata de utilizar y retorcer esta situación, usando a las familias afectadas para hacer su particular campaña. El Gobierno de la Comunidad de Madrid, con Isabel Díaz Ayuso al frente, conoce perfectamente la dura situación de los vecinos afectados que han perdido sus viviendas y, por ello, siempre ha tratado de trabajar sin escatimar esfuerzo alguno, material y humano, ante cualquier problema derivado.

La premisa del Gobierno de Ayuso es clara: ni una familia sin atender ni un recurso sin destinar

Esto, sin ápice de duda alguna, es una prioridad absoluta para este Gobierno, llevándose a cabo actuaciones integrales por más de 122 millones de euros, contemplando, por ejemplo, medidas encaminadas a garantizar la seguridad de la zona, la atención a los afectados, la rehabilitación de edificios o, entre otras, la consolidación del terreno. Además, la Comunidad de Madrid tiene permanente interlocución con el Ayuntamiento en relación a los afectados por la línea 7B, a través de constantes reuniones y la apertura de una oficina propia para la tramitación de expedientes de indemnización, para los que se han presupuestado ya más de 12 millones de euros.

La premisa del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso es clara: ni una familia sin atender ni un recurso sin destinar. Porque las familias de San Fernando de Henares merecen lealtad institucional, merecen respeto pero, sobre todo, merecen que no se las utilice más.